miércoles, 4 de septiembre de 2013

CUIDADOR ANONIMO.





Cuando mi padre me llamó para que lo asista en su agonía, mi vida personal  y familiar enfrentó un antes y un después. Mi madre enviudó y ella indirectamente me buscó para ser desde ahí su cuidador. Uno más de esos anónimos que asisten a sus padres ancianos y enfermos. Unos lo harán por amor, otros por deber, por humanidad, por obligación y otros porque no tienen elección. Bienvenidos a este mundo oculto de puro sacrificio y del más grande amor;  así como a todos los comentarios de esos anónimos que damos y paralizamos nuestras vidas por esos seres llamados padres.

Franz Merino

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