MÁGICA DUALIDAD DIVINA
A veces, la mirada esperada nunca llega,
y la charla amiga toma otros caminos.
Pero somos seres de encuentros, de lazos invisibles,
y la soledad, cuando asfixia, puede hallar compañía
en otros seres hermosos receptores y emisores empáticos:
en un bonsái que respira lento para vivir más,
en un gato que observa los silencios de las habitaciones,
en un perro que ofrece fidelidad sin palabras ni llantos,
en cualquier vida que te recuerde que aún hay calor y color en el mundo.
Y quizás un día, después de años solitarios,
la Sagrada Dualidad te regale:
el suave golpeteo en la puerta,
un gesto, un poema, flores perfumadas,
frutas, postres, algún regalo, un beso en la mejilla,
y el más sencillo milagro:
un “cómo estás” que se queda para siempre.
Que la Mágica Dualidad Divina nos permita
romper la rutina de la noche y el rincón sin miradas:
“el que más ama siempre queda solo.”
Recibir en la mañana, con alegría, un nuevo corazón y su credo;
compartir el nuestro con amoroso aliento.
Y, con brillo intenso en nuestros ojos, como un despertar iluminado,
agradecidos y cogidos de las manos, como una diosa con su dios,
finalizar, en coro, con un poderoso y santo: ¡Amén de oro!
Franz Alberto Merino Dávila